Por Oscar Iván Mateos Concha, Director Comercial de Firmaprofesional.
No hace mucho tiempo, un cliente me preguntaba hasta que punto era seguro el uso del correo electrónico para determinados mensajes o documentos de alto nivel de confidencialidad. Mi respuesta fue inmediata, la seguridad 100% no existe, de hecho, un furgón blindado también es susceptible de ser atacado, un banco, una multinacional…
Raro es el día en el que entre las noticias no aparece una sobre un ataque o robo en la red, todos tenemos en la cabeza el de la multinacional japonesa de videojuegos, pero cada día son más. «Pero yo le tengo que vender a mi cliente el correo electrónico, a ver como salgo de esta…»
En los últimos meses se está hablando mucho sobre el Cloud Computing, que no es más que poner en la red los recursos que tenemos en nuestra casa para poder acceder a ellos desde cualquier ubicación, desde cualquier máquina, poder compartirlos con quien nos interese y dotarles de total disponibilidad.
Todo esto está muy bien, la idea es muy competitiva, de hecho existía en los tiempos en que España ganaba Eurovisión. El utilizar una maquina como cliente de un servidor y llamar a las aplicaciones y documentos desde ésta en un entorno cerrado se viene haciendo desde antes de que naciera Internet tal y como hoy la conocemos.
El problema surge cuando ese entorno cerrado se abre, cuando los datos empiezan a circular por una red pública no exenta de amenazas, agujeros y «puertas traseras», cuando dependemos de un tercero para que nos aloje, custodie y ponga en disposición nuestros recursos.
Aquí es cuando mi cliente, que tiene una empresa de artes gráficas en la sierra de Cadiz se cuestiona la seguridad del sistema.
-Paco donde está lo más valioso que posees? le pregunté
-En mi casa, obviamente.
-Como limitas el acceso a su casa?
-Pues con una llave de seguridad.
Pues ahí está la respuesta, de la misma forma que limitamos el acceso en entornos físicos lo podemos hacer en entornos lógicos, no hay que darle mas vueltas ni complicarnos con usuarios, contraseñas, claves de seguridad imposibles de recordar que contengan letras, números y caracteres especiales y teclados en pantalla.
La tecnología la tenemos en la mano, se trata del Certificado Digital, una llave criptográfica que el más moderno de los ordenadores tardaría decenas de años en descifrar, garantizándonos la seguridad de nuestros datos e incluso ofreciendo la posibilidad de encriptar estos con esa misma llave.
Tenemos que ser exigentes en este sentido y exigir a la los proveedores de soluciones en la red las máximas garantías de seguridad de nuestra información, y aquí es donde entran en juego entidades de certificación capaces de emitir un certificado digital que me acrediten como empleado de mi empresa e incluso limiten el acceso a determinados datos en función de mis atribuciones, si trabajo en marketing no tengo por qué acceder a recursos humanos y viceversa. Y hacerlo mediante una herramienta que sea mi empresa la que la gestione, quién la emita, la entregue y revoque en su caso.
Mediante este sistema de identificación segura ya estamos en disposición de utilizar el Cloud Computing de forma segura e inteligente.
Mi objetivo en estas líneas no es otro que el de anticiparme a las inquietudes y miedos del cliente, en un lenguaje cercano, aportando la solución más lógica, en la que mi empresa Firmaprofesional y yo, estamos directamente involucrados, aunque, eso sí, fue mi cliente quien me pregunto por esto hace 15 años.
