¿Estás preparado para la Cuarta Revolución Industrial?

No hay vuelta atrás. Estás inmerso de lleno en ella. Una revolución que, como las tres anteriores han cambiado muchas cosas: la manera de trabajar, de comunicarnos, de vivir… Una revolución basada de nuevo en la tecnología, que demuestra una vez más que es imparable.

Gran Bretaña, 2ª mitad del siglo XVIII, en concreto a partir del año 1870 comenzaría la mayor revolución económica desde el Neolítico. Un conjunto de transformaciones ante todo tecnológicas, económicas y  sociales, que cambiarían el devenir de una buena parte de la humanidad. Nacía, así, la llamada Segunda Revolución Industrial. Este nuevo paradigma trajo consigo técnicas innovadoras, centradas sobre todo en el aprovechamiento de otras fuentes de energía como el gas, el petróleo o la electricidad. A esta época también le corresponde la proliferación de nuevos sistemas de transporte (avión y automóvil) y comunicaciones (teléfono y radio) que afectaron a la forma de trabajar, a la educación y a la ciencia.

Ya por el año 2006, la sede del Parlamento Europeo acuña el término de Tercera Revolución Industrial con los cimientos basados en las energías renovables,  el desarrollo imparable de Internet, y la red eléctrica inteligente. ¿Estás preparado para la Cuarta Revolución Industrial? ¡Deberías! Estamos inmersos en ella.

La Cuarta Revolución Industrial ya forma parte de nosotros. La utilizamos cada día, nos aprovechamos de sus ventajas y quizás ni tan siquiera nos demos cuenta de ello. A la hora de comunicarnos, de trabajar, de avanzar científicamente, de fabricar cosas, de crear nuevas realidades hace poco inimaginables. También conocida como revolución 4.0 engloba una serie de tecnologías disruptivas como lo son: el Big Data, el cloud computing, la ciberseguridad, la robótica colaborativa, domótica, realidad aumentada, fabricación aditiva, y el internet de las cosas, por citar algunas de las más conocidas. Se está casi como quien dice por arte de magia ante un mundo tecnológico que hasta hace  relativamente poco, se tornaba como inimaginable. Y la cosa no ha hecho nada más que empezar.

Como toda revolución que se ha dado a la lo largo de la historia, esta Cuarta Revolución Industrial es también una adaptación del ser humano a los nuevos tiempos, a las nuevas realidades y necesidades. Una sociedad que en buena parte se ha transformado en una sociedad digital compuesta por clientes digitales, y donde la industria debe adaptarse a sus demandas. O lo que es lo mismo, productos personalizados de disponibilidad inmediata en un mundo interconectado y sin barreras.

El trabajo en la nube

Esta forma de trabajo es uno de los pilares de la Cuarta Revolución Industrial. Un trabajo donde internet se presta como un “gran cajón de sastre” desde el cual trabajar. Capaz de procesar, almacenar y conectar a millones de usuarios y organizaciones a la vez. Y dónde, cómo no, el gran reto de la ciberseguridad es posiblemente uno de sus mayores desafíos. Equipos tecnológicos cada vez más modernos, la última tecnología en continuo desarrollo pero también ciberdelincuentes cada vez más volcados en superar todas estas barreras para llegar a su fin.

El trabajo en la nube supone un ahorro económico, y de espacio para las empresas, por tanto un trabajo más flexible. Por ejemplo, desde 1and1 ofrecen un servidor cloud dinámico ideal para ilustrar esta nueva realidad. Un cloud computing de mayor accesibilidad, mayor capacidad de almacenamiento, mayor productividad, y por ende mejor gestión del tiempo como pilares de una revolución, que ante todo, nos proporciona comodidad en todas y cada una de las facetas de nuestra existencia.

En definitiva, una Cuarta Revolución Industrial que no solo cambia de nuevo la manera de trabajar, comunicarnos, investigar o educar, sino que además permitirá contribuir con algo más de 14 billones de dólares a la economía mundial en los próximos 15 años, según datos del Foro Económico Mundial (WEF).