Por qué es importante la movilidad de los datos
- Por Víctor Pérez de Mingo, Senior System Engineer en Veeam Software.
Aunque las estrategias de transformación digital pueden haberse visto aceleradas por la pandemia, a medida que los trabajadores vuelven a las oficinas, las organizaciones de todo el mundo empiezan a contemplar la posibilidad de trasladar las aplicaciones de nuevo a las instalaciones. Y con las presiones financieras empezando a hacer mella, dónde y cómo se almacenan los datos es cada vez más importante.
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Sin embargo, no se trata de una decisión puramente financiera, ya que hay que tener en cuenta los requisitos técnicos y de seguridad para mantener el rendimiento y protegerse contra amenazas cibernéticas como el ransomware. Como resultado, las empresas reevalúan cada vez más sus estrategias de nube y sopesan trasladar las cargas de trabajo a la nube, explorar diferentes proveedores, repatriarlas a sus centros de datos o una combinación de las tres opciones en función de sus necesidades específicas. Pero para poder sacar el máximo partido de estas diferentes opciones, es crucial que presten mucha atención a la movilidad de sus datos.
Llevados por los vientos del cambio
Para entender por qué es importante la movilidad, merece la pena echar la vista atrás y ver cómo hemos llegado hasta aquí. La pandemia abrió la puerta de par en par a que la gente trabajara a distancia. Antes, cuando todo estaba contenido en el centro de datos, sólo había que preocuparse de esa oficina y quizá de otras que se conectaran. Cuando la pandemia obligó a todo el mundo a trabajar en ubicaciones remotas, creó la necesidad de un flujo constante de servicios y datos y alrededor del 81% de las empresas aceleraron su migración a la nube, lo que dio lugar a “La Gran Reubicación” o “The Great Relocation”.
Cuando la gente volvió a la oficina, las empresas veían cómo aumentaban los costes de la nube y, sin embargo, muchas seguían teniendo sus servidores físicos cogiendo polvo. Entonces, ¿por qué no devolver las cargas de trabajo y los datos a la oficina, a como estaban antes, utilizando la inversión en hardware que ya se había hecho? Esto es la “repatriación” y, aunque no es una ruta que todo el mundo haya seguido, es un camino muy transitado en el último año, por sus beneficios financieros y el mayor control que proporciona a los equipos de TI. El Veeam Data Protection Trends Report, descubrió que en 2023, el porcentaje medio de servidores dentro de las empresas que son on-premises aumentó por primera vez en más de tres años.
Sin embargo, la otra opción en esta bifurcación del camino es “redoblar” la apuesta por la nube. Puede que la plantilla no vuelva al sitio, o que la empresa y los servicios relacionados hayan crecido tan diseminados que siga sin tener sentido tener servidores locales. Si las empresas se habían deshecho de su infraestructura física durante la pandemia, volver a adquirirla y mantenerla no merece la pena. En este caso, las empresas siguen queriendo optimizar costes, pero tienen que hacerlo en la nube, mediante una reestructuración hacia soluciones más nativas de la nube, como Platform as a Service (PaaS) o un servicio de base de datos gestionada en el que el usuario no tenga que preocuparse del hardware, el sistema operativo y los parches subyacentes.
Recuperar el control
Si bien la pandemia obligó a la mayoría de las empresas a cambiar radicalmente a la nube, ahora que la situación se ha calmado, se trata de tener opciones. Los equipos de TI pueden mover y reorganizar su infraestructura como consideren oportuno para satisfacer sus necesidades y requisitos particulares. Con muchas grandes organizaciones que trabajan con estrategias híbridas o multicloud, no se trata de una solución única para todos, sino seleccionar la ubicación adecuada para cada carga de trabajo, caso por caso. Pero aunque esto es posible, no es necesariamente fácil. Para muchas empresas, migrar a la nube por primera vez -incluso si se trata de un simple “lift and shift”- es toda una empresa. Para sacar el máximo partido de las distintas opciones disponibles, hay que asegurarse de poder trasladar fácilmente las cargas de trabajo cuando sea necesario.
Una de las primeras cosas que las empresas deben hacer es evitar la dependencia de la nube. Esto es más fácil de decir que de hacer, debido a las muchas maneras en las que una organización puede quedar “bloqueada”. Entre ellas se incluyen: la integración con servicios y API propios que pueden ser difíciles de replicar, las habilidades y conocimientos específicos de un proveedor, lo que significa que los equipos no tienen la experiencia necesaria para trabajar con una nube diferente, y la pura “gravedad de los datos” si una empresa está totalmente concentrada en una sola nube, lo que supone un gran impulso para las cargas de trabajo en masa. Por otra parte, es posible que los equipos de TI se bloqueen a sí mismos fuera de otros entornos y nubes mediante la construcción de una arquitectura que no funciona o se traduce en cualquier otro lugar. En otras palabras, se puede sacar de su nube actual, pero no encajará en ningún otro sitio.
Una vez superado este reto, las empresas tienen que pensar en cómo trasladar los datos de un entorno a otro de una forma segura que no provoque la pérdida o indisponibilidad temporal de cargas de trabajo críticas. La forma más segura de hacerlo es con copias de seguridad coherentes con la aplicación. De este modo, no se afecta a nada en producción, sino que se replica un clon con el que migrar y se puede probar si las cosas funcionan en el nuevo entorno antes de desconectar el antiguo.
La “R” que falta
Aunque garantizar la movilidad aporta valor sólo en términos de facilitar las migraciones (no se planea mudarse de casa constantemente, pero si es necesario, hay que poder sacar los muebles del edificio), puede ser transformador de otras maneras. Por ejemplo, ser capaz de replicar y alojar cargas de trabajo y aplicaciones puede permitir a los equipos configurar entornos separados para cosas como pruebas y análisis, sin ralentizar la aplicación diaria. Esencialmente, significa que las empresas pueden aprovechar y desbloquear mejor el valor de los datos (a menudo enormes) de que disponen.
Hay una razón final y no negociable para que los equipos de TI se aseguren de tener una movilidad de datos adecuada en todos sus entornos. Cuando se habla de migración de la carga de trabajo, es difícil no hablar en erres. La sabiduría convencional está prácticamente de acuerdo en las siete “R” de la migración a la nube, pero si miramos el panorama general más allá de un movimiento unidireccional a la nube, podemos añadir algunas más a la lista. ¿La que se ignora a menudo hasta que es demasiado tarde? La recuperabilidad.
En caso de incidente, la mayoría de las organizaciones disponen de copias de seguridad para restaurar y recuperar. Esto puede ser a pequeña escala, como una máquina virtual borrada o un parche que ha salido mal. La alternativa a esto es un fallo a gran escala en todo el sitio o un ataque de ransomware. Según el Informe Veeam Data Protection Trends 2023 de Veeam, el 85% de las empresas sufrieron al menos un incidente de este tipo en el último año. En estos escenarios, tener una copia de seguridad sólo te lleva hasta cierto punto. Si el antiguo entorno no está disponible, está contaminado o incluso “acordonado”, es necesario recuperar las cargas de trabajo en un nuevo lugar. Según el mismo informe, existe una gran variedad de opciones para las empresas, con una proporción cercana al 50% entre la recuperación en las instalaciones y la recuperación en la nube. En cualquier caso, es necesario poder trasladar fácilmente los datos de forma segura y eficiente para reducir al máximo el tiempo de inactividad.
Tener que organizar una migración a la nube en el contexto de una interrupción crítica para la empresa no es un buen momento para aprender nuevas lecciones, así que merece la pena estar preparado. En el mundo actual de la nube híbrida, las empresas pueden tener más flexibilidad en cuanto a dónde y cómo gestionar las cargas de trabajo, pero deben asegurarse de que disponen de la movilidad de datos necesaria para aprovecharla. A medida que las organizaciones reevalúan y reorganizan su huella en la nube, necesitan asegurarse de que pueden mover y recuperar datos de forma segura de un entorno a otro sin sorpresas desagradables.