La dependencia de los menores a las pantallas plantea graves problemas de salud pública, y es que el tiempo que los menores dedican al entretenimiento digital ha aumentado significativamente a raíz del confinamiento. En ese momento, según un informe de UNICEF, los más pequeños usaron pantallas a diario durante casi cuatro horas, un 76% más que antes de la pandemia.Desde Somos Conexión advierten que “si bien las pantallas pueden ayudar en el aprendizaje, su uso abusivo está vinculado a un peor rendimiento académico, una reducción en la cantidad y calidad de sus relaciones, y en un impacto negativo en el desarrollo del lenguaje, dependiendo de la edad”, afirma Mercè Botella, socia fundadora de la cooperativa sin ánimo de lucro.
En este sentido, desde el grupo hospitalario Vithas, expertos en pediatría recuerdan que, hasta los 5 años, el cerebro de los niños produce aproximadamente un millón de conexiones sinápticas por segundo, lo que indica que los hábitos adquiridos en estas edades mejorarán la evolución cognitiva y del lenguaje de los niños.
Aunque las pautas de los expertos en pediatría respecto al uso de pantallas varían según la edad de los niños, desde Somos Conexión instan a que se evite por completo el uso de pantallas en los menores de 3 años, tal y como indican las recomendaciones de la Generalitat de Catalunya en el ámbito de la salud.
“Lo ideal para evitar cualquier consecuencia negativa es eliminar el uso de pantallas en edades tempranas y si hay, establecer un tiempo máximo en el que los niños y las niñas dedican a móviles, tablets, ordenadores o televisión, en función de su edad, así como concienciarlos sobre los riesgos asociados”, defiende Botella.
Riesgos de la sobre exposición a pantallas
Precisamente, estos riesgos incluyen carencias en el desarrollo relacional y emocional, un aspecto especialmente importante en la primera infancia. “Las bases de este desarrollo requieren de tiempo relacional con sus referentes adultos, y constituyen el fundamento para las futuras habilidades sociales, que se empiezan a desarrollar a partir de los 6 años”.
Por otro lado, según indica el estudio Associations Between Screen use and Child Language Skills: A Systematic Review and Meta-analysis de JAMA Pediatrics, la exposición continua a pantallas se vincula con efectos negativos en la adquisición y expresión del lenguaje, con una menor capacidad lectora.
Mercè Botella apunta que “el lenguaje se ve claramente afectado cuando existe esta sobre exposición en menores de 6 años, mientras que, en el caso de los adolescentes, la falta de dedicación a actividades como la lectura a causa del volumen de horas dedicadas a las pantallas, reduce el desarrollo de las competencias lingüísticas”.
La importancia de la supervisión y el buen ejemplo
Según el estudio sobre el Impacto de la tecnología en la adolescencia de UNICEF, en el caso de los adolescentes, es crucial que los progenitores establezcan una serie de normas en relación al uso de los diferentes dispositivos, lo que implicaría una disminución significativa de las prácticas de riesgo online.
Botella explica que “simplemente dedicando más tiempo a conversar en vivo a través de actividades cotidianas como la hora de la cena o un trayecto en coche, se transmiten unas prácticas más saludables y con un uso reducido de las pantallas”.
Además, según señala el informe de UNICEF, utilizar el móvil durante las comidas familiares, además de suponer un mal ejemplo para los hijos e hijas, se asocia con tasas de uso problemático de internet.
En última instancia, desde Somos Conexión hacen un llamamiento a todas las familias para que limiten y controlen el uso de pantallas por parte de niños y adolescentes: “La mejor manera de transmitir cómo es un uso saludable del móvil a los adolescentes es siendo un ejemplo, no imponiéndolo”.