Por Kevin Cochrane, Chief Marketing Officer en Vultr.
La inteligencia artificial generativa está revolucionando la manera en que diseñamos, utilizamos y concebimos la tecnología. Los recientes avances han marcado el inicio de una nueva era de innovación, con un impacto potencial enorme. Según el informe de McKinsey & Company, «El potencial económico de la IA generativa: la próxima frontera de la productividad», esta tecnología podría añadir más de 4.000 millones de euros a la economía global.
No obstante, un reducido grupo de grandes empresas tecnológicas sigue controlando gran parte de la infraestructura global de computación en la nube. Conocidas como hiperescaladores, estas compañías destacan por sus ambiciosas metas y estrategias altamente competitivas. Si bien este enfoque puede ofrecer un servicio excepcional a ciertos clientes, también conlleva riesgos potenciales para otros, generando desequilibrios significativos en el mercado.
La dominancia de estas empresas en el sector de la nube está limitando la innovación. Al fomentar la dependencia de los desarrolladores hacia sus servicios, acaparan una porción desproporcionada del mercado, dificultando la entrada y el crecimiento de pequeñas empresas emergentes. Estas compañías, que a menudo destacan por ofrecer soluciones más ágiles y asequibles, se ven relegadas, lo que reduce la diversidad y el dinamismo en la industria tecnológica.
Si queremos liberar realmente el potencial transformador de la IA, tenemos que promover una nube más democrática. Una nube que permita a los desarrolladores elegir libremente a sus proveedores y configurar una infraestructura optimizada para sus objetivos. Esto fomentará la interoperabilidad, agilizará el ciclo de vida de desarrollo de aplicaciones y, en última instancia, dará lugar a productos y servicios de IA de mejor rendimiento.
Los hiperescaladores tradicionales
Hace apenas ocho años, los «tres grandes« proveedores de servicios en la nube —Microsoft Azure, AWS y Google Cloud— dominaban casi por completo el mercado, siendo prácticamente la única opción para las organizaciones que operaban en este entorno. Sin embargo, el panorama ha evolucionado significativamente. Hoy en día, se dice que «todas las empresas son tecnológicas», y los datos respaldan esta afirmación. No solo las grandes corporaciones y gobiernos requieren un sólido soporte en la nube, sino también startups, empresas medianas e incluso aquellas cuyo enfoque principal no es un producto tecnológico. Esta transformación ha ampliado la demanda y diversificado el ecosistema de servicios en la nube.
Lo que resulta esencial para una multinacional puede convertirse en una carga excesiva para un pequeño desarrollador de IA. Las funcionalidades diseñadas para grandes organizaciones suelen generar sobrecarga en las operaciones de actores más pequeños, lo que, en lugar de aportar ventajas, aumenta las ineficiencias. Esta falta de eficiencia no solo complica los procesos internos, sino que también afecta al cliente final, ya que las aplicaciones pueden no cumplir con las expectativas de rendimiento requeridas.
Las «tres grandes» son conocidas por la sobrecarga de productos. En su esfuerzo por superar a la competencia, introducen funciones complejas que muchos de sus clientes rara vez utilizan. Sin embargo, la solución no pasa por desplazar a estas compañías de forma abrupta, sino por fomentar un ecosistema de nube más equilibrado y accesible. Esto comienza con la concienciación de las empresas sobre la diversidad de opciones disponibles, permitiéndoles elegir alternativas que realmente se adapten a sus necesidades.
Esperanza en el mercado independiente
El auge de la inteligencia artificial está acelerando el crecimiento de los proveedores de nube independiente, quienes ofrecen a las empresas más pequeñas la capacidad de desarrollar, probar y desplegar soluciones ajustadas a sus necesidades específicas. Aunque «independiente» no implica novedad en el mercado, estos proveedores aprovechan las tecnologías más avanzadas en centros de datos estratégicamente ubicados en todo el mundo, ayudando a las empresas a escalar y satisfacer la creciente demanda.
Además de apoyar a los ingenieros de la nube, las soluciones independientes responden a las necesidades de los equipos de ciencia de datos, fundamentales en el entrenamiento y mantenimiento de modelos de IA. Este trabajo exige recursos computacionales diversos y flexibles, lo que ha disparado la demanda de alternativas más ágiles y asequibles.
La adopción de nubes híbridas y múltiples también ha aumentado, reflejando la búsqueda de mayor flexibilidad y escalabilidad por parte de los desarrolladores. Este enfoque permite a las empresas combinar herramientas y recursos de diferentes nubes para optimizar costos y potenciar su crecimiento.
Este cambio de paradigma está redefiniendo la hegemonía tradicional en el mercado de la nube. El despliegue en el edge demanda soporte localizado, lo que permite a los desarrolladores trabajar cerca de su lugar de origen y realizar implementaciones próximas a sus clientes. Esto no solo mejora el rendimiento del software, sino que también optimiza los procesos de desarrollo y pruebas. En este contexto, las nubes independientes destacan por su capacidad de adaptación, convirtiéndose en una solución ideal para esta nueva agilidad, y su presencia está creciendo rápidamente a nivel global.
Democratizar la nube para la IA y más allá
Democratizar la nube es crucial para la sostenibilidad del desarrollo de la IA. Las cargas de trabajo de IA consumen muchos recursos y, al ritmo actual de innovación, los futuros programas de esta tecnología requerirán soluciones aún más complejas para soportar la carga de procesamiento.
ChatGPT está lejos de ser la última frontera, y a medida que la IA generativa se vuelva más inteligente y capaz, los desarrolladores necesitarán más opciones personalizadas en la nube. Cuando las empresas migraron por primera vez a la nube, muchas se quedaron bloqueadas en un único proveedor, y no piensan repetir esto con la IA. Al mejorar la accesibilidad de las estrategias componibles y multinube, podemos permitir que las empresas de todos los tamaños y alcances escalen.
Las «tres grandes» tienen un papel importante en un mercado de la nube democratizado: ofrecen servicios valiosos y son capaces de proporcionar la enorme potencia de cálculo que requieren las grandes corporaciones globales. Sin embargo, para el 90% restante, es necesario un mercado independiente en crecimiento que fomente la innovación y promueva un futuro impulsado por la inteligencia artificial. En la era de la IA, todas las organizaciones, sin importar su ubicación, deben tener la capacidad de crear, probar y desplegar aplicaciones nativas en la nube basadas en machine learning.
