España terminó el año con 2.560.718 personas en situación de desempleo. El Ministerio de Trabajo ha dado a conocer este dato, que supone una caída del 1 % con respecto a noviembre (25.300 personas menos). En comparación con diciembre de 2023, el paro registrado ha caído un 5,4 % (146.738 personas menos).
Por lo que se refiere a la afiliación a la Seguridad Social, se sitúa en las 21.344.487 personas, según el dato medio desestacionalizado. Con respecto a noviembre, la cifra de personas en situación de alta laboral ha crecido en 42.700. La comparativa con el último mes de 2023 arroja un crecimiento del 2,4 % (501.551 personas más).
Estos datos ponen el cierre a un año en el que los indicadores de empleo han evolucionado de manera constante, con unos descensos interanuales en el paro que han oscilado entre 4,4 % y 5,7 % y una afiliación que ha aumentado de manera progresiva cada mes, en comparación con 2023, entre un 2,3 % y un 2,7 %.
En lo referente a la afiliación desestacionalizada, el crecimiento alcanzó su punto álgido al comienzo de 2024, con una variación interanual del 2,7 % en los meses de enero y febrero. A partir de ahí fue moderándose y el resto del año ha oscilado entre el 2,3 % y 2,6 %.
El año que ahora comienza trae consigo numerosos desafíos para el mercado laboral. Uno de ellos está muy vinculado a esta progresión del empleo. Si en 2025 se mantiene el mismo crecimiento que en 2024, en torno al 2,5 %, España podría rozar los 22 millones de afiliados dentro de doce meses.
Esta estimación pone de manifiesto que en España hay más personas que nunca trabajando y este es precisamente uno de los focos de este año: el ensanchamiento del mercado laboral.
Esta situación también queda reflejada en otros indicadores, como la población activa recogida de manera trimestral en la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según el último dato disponible, correspondiente al tercer trimestre de 2024, la población activa en España estaba compuesta por 24.577.100 personas. Supone el registro más alto de toda la serie y completa una tendencia creciente consolidada tras el paso de la pandemia. Si se miran los datos previos a la crisis sanitaria, el valor máximo se produjo durante el tercer trimestre de 2012, con 23.491.900 personas empleadas o desempleadas.
Asimismo, la evolución de la variación interanual del paro registrado en los últimos meses también se ha moderado. Si bien es cierto que durante todo 2024 osciló, como se ha indicado, entre el -4,4 % y el -5,7 %, estas cifras son más discretas que las que se vieron durante el grueso de 2023, cuando el paro llegó a descender, incluso, al 7,9 % durante el mes de marzo.
Esta estabilización del descenso del paro, sumada a la tendencia de una afiliación y una población activa cada vez más grandes, ahonda también en el crecimiento del mercado de trabajo, en el que cada vez hay más personas disponibles para trabajar.
Para Mónica Pérez, directora de comunicación, estudios y relaciones institucionales de InfoJobs, “por su magnitud, probablemente este sea el gran reto al que se va a enfrentar el mercado de trabajo, no solo en 2025, sino también en los próximos años. Para abordar este desafío, además, tenemos que atender muchos otros frentes, como la transformación digital de las empresas y el desarrollo de competencias digitales de los/as empleados/as o las demandas vinculadas a las condiciones laborales”.
En línea con esta cuestión, el Índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI) de la Unión Europea refleja los progresos que realiza cada país en relación con los objetivos de la Década Digital. Este indicador muestra que en España el 61 % de las pequeñas y medianas empresas tienen, al menos, un nivel básico de intensidad digital. Una cifra que sitúa a nuestro país ligeramente por encima de la media europea (58 %), pero que ubica a España en la décima posición del ranking, y a una distancia considerable de los países más avanzados, que son Finlandia (86 %), Suecia (80 %) y Países Bajos (79 %).
Por otro lado, en lo referente a la disponibilidad de especialistas TIC, España cuenta con un 4,4 % sobre el total de los/as empleados/as. En el conjunto de la Unión Europea son el 4,7 %. En este aspecto destacan especialmente países como Suecia (8,7 %), Luxemburgo (8 %) y Finlandia (7,6 %).
Estos datos permiten aproximarse a la situación en la que se encuentra España en cuanto a digitalización y el camino que todavía queda por recorrer. Un esfuerzo por impulsar el uso de la tecnología y las herramientas digitales que también podría traducirse en un incremento de la productividad.
De hecho, este es otro de los retos que marcarán el próximo año: continuar con el incremento progresivo de la productividad, tras el retroceso experimentado durante la pandemia.
Según los datos de Eurostat, la productividad laboral por trabajador/a y hora se situó en 2023, que es el dato más reciente disponible, en el 97 %. Para comparar este dato, la Oficina Europea de Estadística emplea como referencia al conjunto de la Unión Europea (UE27). Así, la cifra comunitaria se sitúa siempre en el 100 % indicando así la productividad total de todos los trabajadores/as del conjunto de la UE durante el año. De esta manera, todo lo que queda por debajo del 100 % se encuentra por detrás de la media europea y viceversa.
La serie completa de este indicador, que llega hasta 2005, muestra cómo la tendencia de España era estar por encima del promedio comunitario. De hecho, hasta 2019, pese a arrastrar un progresivo descenso desde 2014, nuestro país se movía próximo al 100 %: en el año previo al comienzo de la pandemia, la productividad laboral por empleado/a y hora trabajada en España fue del 98,5 %. Sin embargo, en 2020 este indicador se desplomó hasta el 92,8 % y, desde entonces, ha ido aumentando año a año hasta el 97 % de 2023. Una tendencia que, de mantenerse, volvería a situar a España muy próxima a la media de la Unión Europea en 2024.
Mantener esta tendencia de crecimiento en la productividad es clave. Atendiendo a las series históricas de los indicadores de empleo, este descenso de la productividad a partir de 2014 coincidió con un cambio de tendencia en la afiliación que, tras un periodo de decrecimiento provocado por la crisis, comenzó a repuntar. Es decir, un mayor volumen de trabajadores/as se tradujo en una menor productividad.
Por lo tanto, el empleo se enfrenta al reto de que este ensanchamiento del mercado laboral no traiga consigo una moderación de la productividad, sino todo lo contrario, un mantenimiento o, incluso, un aumento de esta. Y, para ello, el desempeño digital de empresas y trabajadores/as es un objetivo prioritario.
