En la extensa historia de la humanidad existen ciertos puntos de inflexión muy importantes. Uno de ellos fue la revolución del neolítico. Gracias a ella, el ser humano pasó de depender de la caza y de la recolección para su supervivencia a establecerse como agricultor, desarrollando la capacidad para cultivar, almacenar y gestionar sus propios recursos. Esta transformación, salvando las distancias, puede compararse a la oportunidad revolucionaria que ofrecen las baterías de litio para almacenar energía verde para su posterior uso.
De igual forma que el desarrollo de la agricultura permitió a las sociedades almacenar alimentos durante las épocas de abundancia y utilizar esos recursos en tiempos de escasez, el autoconsumo está persiguiendo este principio a través del avance de las baterías. De este modo, se gana estabilidad y control sobre el futuro. Así, no se depende del azar ni del entorno inmediato, mientras que es posible planificar con mayor seguridad.
De hecho, esa planificación cada vez coge más fuerza en el entorno actual, concretamente en España. Según datos del estudio realizado por TNO y Fraunhofer-Gesellschaft, además de la consultora Trinomics se concluyó que nuestro país encabeza, junto a Alemania, la lista de países que proyectan más energía almacenada de la Unión Europea, con más de 20.000 megavatios.
“Releyendo Sapiens, el reconocido libro de Yuval Noah Harari se me ocurrió la analogía de comparar el impacto que tendrán las baterías en el autoconsumo de energía verde y el gran paso adelante producido en el neolítico por la agricultura”, señala Jesús Heras, director técnico de Wattkraft España.
Autoconsumo sin baterías: la era de los cazadores-recolectores
En el modelo de autoconsumo fotovoltaico sin baterías, la dinámica de funcionamiento se asemeja a aquella de los cazadores-recolectores. Estas comunidades dependían exclusivamente de los recursos inmediatos que el entorno les ofrecía, quedando expuestos por lo tanto a los ciclos naturales, sin posibilidad de almacenar para tiempos de escasez.
De manera similar, esto sucede con el modelo de autoconsumo sin baterías. En este tipo de instalaciones, se utiliza la energía solar producida en tiempo real, pero aquella que no se consume de inmediato, se pierde o, en el mejor de los casos, se vierte a la red eléctrica a precios que no siempre resultan ventajosos.
Cuando cae la noche, o durante los días nublados, la falta de generación obliga a depender de fuentes externas, replicando la incertidumbre que experimentaban los antiguos cazadores-recolectores al no tener control sobre sus recursos.
Autoconsumo con baterías: la revolución neolítica de la energía
“La introducción de las baterías al autoconsumo fotovoltaico marca un cambio radical respecto al modelo anterior, que puede compararse con la revolución neolítica”, destaca Heras.
Al poder almacenar energía solar y utilizarla en momentos de necesidad se transforma el modelo de dependencia inmediata de los recursos disponibles a un sistema predecible, gestionable y estable. Este avance permite a los usuarios acumular energía durante las horas de abundancia, como hacían los primeros agricultores al almacenar alimentos durante las cosechas para tiempos de escasez. Así, la energía acumulada durante el día puede ser utilizada durante la noche o en condiciones climáticas desfavorables, reduciendo la dependencia de la red eléctrica y proporcionando una autosuficiencia energética inédita.
“Con la incorporación de baterías, los usuarios pueden planificar y gestionar su consumo energético, optimizando tanto el uso de la energía generada como el acceso a la red eléctrica en momentos más económicos. Este control otorga una independencia similar a la que alcanzaron las primeras sociedades agrícolas, que dejaron atrás el nomadismo y lograron estabilidad al gestionar sus propios recursos alimentarios”, desarrolla Heras.
Aunque la inversión inicial en baterías puede parecer un reto, los beneficios que aportan a largo plazo superan con creces el esfuerzo. Además, la reducción de costes gracias a los avances tecnológicos está acelerando la accesibilidad de estos equipos y su rentabilidad, permitiendo que más personas adopten esta tecnología revolucionaria.
“Así como la revolución neolítica marcó el inicio de una nueva etapa en la historia de la humanidad, el autoconsumo con baterías representa un cambio paradigmático en nuestra relación con la energía. No se trata solo de aprovechar los recursos cuando están disponibles, sino de gestionarlos eficientemente para garantizar estabilidad, autonomía y seguridad energética. Con las baterías de litio, los usuarios tienen en sus manos la posibilidad de alcanzar una verdadera autosuficiencia energética, marcando el inicio de una nueva era de sostenibilidad y control sobre el futuro energético”, concluye Heras.